Organizaciones de derechos humanos y sociales presentaron la solicitud para acreditar al río Magdalena como víctima del conflicto armado. VOZ habló con Credhos sobre la importancia del reconocimiento.
La iniciativa se enmarca en la legislación y jurisprudencia referidas a los ríos como una entidad sujeto de derechos. VOZ conversó con Manuel Camilo Ayala Sandoval, integrante de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, Credhos, defensor de derechos humanos y abogado.
Ayala trabaja en la línea estratégica de lucha contra la impunidad en el marco estratégico y en la participación con la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en el caso 08, que investiga los crímenes cometidos por la fuerza pública, agentes del Estado en asociación con grupos paramilitares, y terceros civiles en el conflicto armado.
¿Cómo inicia Credhos a pensar el reconocimiento del río Magdalena como víctima del conflicto?
Como defensores de derechos humanos en Credhos, asumimos este compromiso con la defensa integral de estos derechos y la exigencia del respeto al Derecho Internacional Humanitario. La labor que hacemos es coherente con los 37 años que lleva la Corporación; siempre hemos hablado de la defensa de la vida y la dignidad y, en el marco de este proceso, articulamos el trabajo entre varias líneas estratégicas.
En este momento, trabajamos en el marco de la lucha contra la impunidad, pero también lo que tiene que ver con la defensa de los derechos ambientales, pues la naturaleza es fundamental para la subsistencia de las comunidades.
El Magdalena Medio es una región histórica articuladora de la Serranía de Los Yariguíes con la Serranía de San Lucas y un corredor muy importante hacia la Serranía del Perijá. Nuestra región se conecta con el río Magdalena a través de sus principales afluentes de Colombia.
Somos un corredor importante para especies que mantienen el equilibrio en el ecosistema, por ejemplo, el jaguar, que transita por las Serranías de San Lucas y Los Yariguíes. Estas Serranías son el espacio más importante de conexiones del norte y sur del continente.
¿Cómo ha afectado el conflicto armado a estas comunidades?
En el marco del conflicto armado, los actores se propusieron afectar ese estilo de vida y la diversidad cultural, sobre todo, la vida de las comunidades rurales.
Allí, por ejemplo, hay causes del Magdalena y de diversos ríos de la región que han sido desviados con propósitos particulares o con otras finalidades distintas a apoyar la vida de las poblaciones.
Hay economías que impusieron en la región, como el extractivismo petrolero, la proliferación de palma africana o la ganadería a gran escala. Estas actividades han impactado en el medio ambiente y, con ello, la subsistencia de los pueblos.
Vertiente de vida y muerte
¿Cómo nace la idea de la solicitud para declarar el río Magdalena como víctima ante la JEP?
El río ha sido utilizado como un lugar para el ocultamiento de los cuerpos de las personas desaparecidas forzadamente. Al arrojar esos cuerpos, enviaron un mensaje a la población: ya el río no podía ser una forma de conectarse o de subsistencia, sino que era un lugar de muerte y de destrucción.
La práctica de tirar los cuerpos al río Magdalena empezó con el Ejército Nacional. Este es un asunto que ojalá la JEP genere un proceso de justicia restaurativa, en la cual las fuerzas militares del Estado, principalmente el Ejército Nacional, reconozcan una práctica que ha impactado significativamente en la vida de las poblaciones ribereñas.
Los campesinos de la zona norte nos contaban que llegó un punto del conflicto armado en el que ellos ejercían una labor humanitaria de recuperar los cuerpos y tratar de dar, en su concepción cristiana, una sepultura digna. Sin embargo, los actores armados les prohibieron recoger los cuerpos, estamos hablando de las Autodefensas del Sur del Cesar y de Santander y lo que, posteriormente, fue el bloque central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, todo esto en convivencia con la Armada Nacional y el Ejército Nacional.
Así pues, no es la primera vez que se habla de reconocer a un río como víctima del conflicto armado y, en esta medida, como sujeto de derechos. Se volvió necesario.
La acreditación
¿Por qué es importante el reconocimiento del río grande como víctima al interior de la JEP?
Porque permite a todos los procesos que participan hoy en su condición de víctimas reconocidas al interior de la JEP, como intervinientes especiales, poder plantear a la magistratura cuáles serían las iniciativas restaurativas relacionadas con los procesos de víctimas.
Nos referimos a medidas relacionadas con la rehabilitación, satisfacción y medidas que pueden estar encargadas de transformar la situación actual de las víctimas, para que puedan acceder a diferentes ofertas institucionales de reparación.
¿Cuáles son las estrategias para que el río cumpla un rol fundamental en la construcción de la paz?
La respuesta está en la aplicación real de enfoques diferenciales en el diseño de nuevos Planes de Ordenamientos Territoriales y de políticas públicas, en el reconocimiento de los derechos colectivos del campesinado y los pueblos étnicos.
Ecopetrol debe potenciar las granjas solares. Robustecer la escuela agraria que mencionó la ministra de Agricultura. Es decir, esto es lo que daría sentido al reconocimiento del río Magdalena como víctima y sujeto de derechos, ya que son estos procesos los que confluirán para tener una región sustentable y con capacidades para aportar a la transición energética y la seguridad alimentaria.
¿Cuál ha sido la respuesta de la JEP a la petición?
La solicitud formal se radicó en la sala de reconocimiento de verdad y responsabilidad de la JEP. De hecho, ya se encuentra en el despacho de la magistrada Catalina Díaz Gómez, quien hará las valoraciones necesarias.
Esperamos, en el primer semestre del 2025, tener una respuesta sobre el reconocimiento del Magdalena.
Información tomada de semanariovoz.com