Netanyahu monta en cólera con la cúpula del Ejército israelí, que ha expresado sus dudas de que Hamás y su ideología puedan ser erradicadas totalmente de Gaza.
“Uno de los objetivos de la guerra (de Israel en Gaza) es la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás“. Así de contundente reprendió Benjamin Netanyahu a la cúpula del ejército de su país, en otro frente de batalla interno que encara el primer ministro israelí.
Netanyahu montó en cólera cuando el portavoz del Ejército de Israel, Daniel Hagari, indicó este miércoles que la erradicación de Hamás en la Gaza invadida es una misión harto difícil, si no imposible. Hagari se refería a las milicias islamistas palestinas no tanto como una organización paramilitar, sino como un aglutinante ideológico y político del Estado palestino.
Hamás ganó las elecciones de 2006 en Gaza, con ayuda económica israelí desde la sombra, y desplazó a la Autoridad Nacional Palestina de la Franja, haciéndose con su control desde 2007 hasta octubre pasado, cuando empezó la guerra.
La imposibilidad de erradicar a Hamás
“Decirle al público que no habrá terrorismo en Gaza” o “que no quedará un hombre armado es mentira. Habrá terrorismo en Gaza”, explicó Hagari en una entrevista con el Canal 13 de la televisión israelí. “Hamás es una idea, Hamás es un partido. Está arraigado en los corazones de la gente; quien piense que podemos eliminar a Hamás está equivocado“, agregó.
Netanyahu interpretó otra cosa y aprovechó la observación de los militares para lanzar de nuevo su grito de guerra y llamar a cerrar filas a las fuerzas del Estado judío.
“Las Fuerzas de Defensa de Israel (como se denomina allí al Ejército), por supuesto, están comprometidas con esto”, con la destrucción de Hamás, afirmó Netanyahu. E insistió en la necesidad de una “victoria absoluta” en Gaza.
No es la primera vez que el primer ministro israelí reprende al Ejército y minusvalora sus advertencias. En lo que va de mes, al menos tres veces han saltado chispas en las relaciones entre su Gobierno, conformado en su mayor parte por ultranacionalistas y ultraortodoxos, y la cúpula militar.
En mayo el portavoz militar insinuó que la guerra desatada por Israel el pasado 7 de octubre, en venganza por el mortífero ataque de Hamás en territorio israelí, no podía ganarse, pues la resistencia de Hamás resurgiría una y otra vez en toda la Franja de Gaza pese a la terrible destrucción causada.
La crítica del Ejército se refería en esencia a la carencia de un plan coherente para Gaza, con una alternativa de Gobierno a Hamás, a una vez que termine la guerra en la Franja. Esta misma crítica también la ha formulado Estados Unidos, el mayor aliado de Israel, que ha criticado la estrategia de matanza y destrucción lanzada por Netanyahu, que ha derivado en un auténtico genocidio.
La guerra lanzada por Israel en Gaza ha causado cerca de 37.500 muertos y casi 86.000 heridos en la población palestina de la Franja.
El Ejército acusa a Netanyahu de sacar las cosas de contexto
Tras la salida de tono de Netanyahu, el Ejército respondió a su vez y, en un comunicado, subrayó que los soldados israelíes están luchando para destruir “las capacidades militares y la infraestructura gubernamental y organizativa de Hamás en Gaza”.
El comunicado sacó los colores a Netanyahu al insistir en el error que había cometido el mandatario al interpretar a Hagari. Este portavoz, subrayó el comunicado, “se refirió a la destrucción de Hamás como una ideología y una idea, y lo dijo de manera clara y explícita. Cualquier otra afirmación saca las cosas de contexto”.
Como muestra de las discrepancias entre la oficina del primer ministro y el Estado Mayor israelí, en las últimas semanas se han cruzado las órdenes y las contraórdenes de ambas cadenas de mando, político y militar, contradiciéndose.
Días atrás, el Ejército anunció un alto el fuego de 11 horas diarias en un tramo de carretera del sur de Gaza para permitir el tránsito de ayuda humanitaria. Netanyahu consideró esta tregua como “inconcebible” y ordenó continuar la ofensiva en Rafah, la última ciudad de Gaza que no ha sido arrasada en su totalidad aún.
Para destruir la capacidad de Hamás, “he tenido que tomar decisiones que no han sido siempre aceptadas por los jefes militares”, se justificó el primer ministro.
La soberbia e incluso despotismo que está mostrando Netanyahu en su manera de llevar la crisis de Gaza se ha plasmado en las calles con manifestaciones multitudinarias exigiendo su dimisión. En el ejecutivo se ha evidenciado en el enfrentamiento de su partido, el Likud, con los dos grupos ultraortodoxos y los dos ultranacionalistas de la coalición gobernante.
Hace unos días, este malestar derivó en la dimisión de Benny Gantz, el líder opositor que se había sumado al Gabinete de Guerra instituido por el primer ministro dentro del Gobierno para llevar el conflicto de Gaza.
Gantz y otros dos políticos moderados dejaron ese gabinete de emergencia entre otras razones por la incapacidad de Netanyahu para ofrecer una salida razonable al problema de Gaza una vez termine la guerra, y ante la falta de voluntad real para alcanzar un alto el fuego que permita liberar a los cautivos israelíes que permanecen en manos de Hamás.
La espada de Damocles de los cautivos israelíes
El pasado 7 de octubre, la incursión de unos 3.000 milicianos de Hamás en territorio israelí acabo con la vida de 1.200 civiles y militares, y secuestró a unas 250 personas. Al comenzar los bombardeos y la invasión de la Franja por Israel se perdieron los pormenores de los rehenes.
En la tregua de una semana de noviembre, 109 de esos cautivos israelíes fueron intercambiados por prisioneros palestinos. También fueron liberados a lo largo de estos más de ocho meses de guerra otros siete rehenes.
Este jueves se supo que solo 50 de los 250 rehenes inicialmente secuestrados por Hamás siguen vivos. Así lo publicó The Wall Street Journal, que citó datos de los mediadores internacionales en las negociaciones entre Hamás e Israel sobre la liberación de los rehenes.
Se creía que de esos 250 secuestrados, 116 permanecían cautivos. Sin embargo, la información indica que más de la mitad de éstos habrían muerto. Israel ha confirmado que de esos 116 cautivos, al menos 43 están muertos. De la casi veintena restante hay algunos cuerpos recuperados y de otros no hay noticias.
El Ejército israelí se ceba en los campos de refugiados
Mientras Netanyahu trata de sortear sus continuas pugnas con sus socios de Gobierno extremistas, relegar de la toma de decisiones a los más moderados y apaciguar a la cúpula militar cada día más harta de algunas de sus decisiones, la campaña sigue con renovada crudeza en toda la Franja, de ahí que se reduzcan cada día más las expectativas de liberar con vida a los rehenes de Hamás.
Este miércoles, el ejército israelí bombardeó el campamento de refugiados de Al Mawasi, en el litoral de la Franja de Gaza, una supuesta “zona segura” para los refugiados.
Al tiempo, las unidades israelíes están tomando el barrio de Tal al Sultan, en el oeste de la ciudad de Rafah, junto a la frontera egipcia, que ya ha quedado casi completamente rodeada, según indicó la agencia EFE. En Al Mawasi se habían refugiado miles de personas huyendo de las operaciones militares en Rafah y ahora son atacadas en esas playas también.
Según la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, la UNRWA, apenas quedan en Rafah 65.000 personas de los cerca de 1,5 millones de desplazados y habitantes originarios que se habían hacinado en esta ciudad tras la invasión israelí.
De los 2,3 millones de habitantes de Gaza, al menos 1,7 millones están desperdigados por toda la Franja huidos de sus hogares, que en su mayor parte han sido arrasados por las fuerzas israelíes.
El Ejército israelí, uno de los más criminales del mundo
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU denunció esta semana “la violación repetida de los principios fundamentales de las leyes de la guerra” por parte de Israel contra la población palestina y la posible “comisión de crímenes contra la humanidad”.
Uno de los juristas que investigan, en una comisión de la ONU, los crímenes que se están sucediendo en Gaza, afirmó este miércoles que el Ejército israelí “es uno de los más criminales del mundo”.
“No tengo la autoridad para hacer juicios sobre moralidad, pero tengo autoridad para hacer valoraciones sobre conductas criminales” y “la única conclusión a la que se puede llegar es que el Ejército de Israel es uno de los más criminales en el mundo”, dijo Chris Sidoti sobre la afirmación de Netanyahu de que las fuerzas armadas israelíes eran “las más morales del mundo”.
Entre los crímenes contra los derechos humanos cometidos en Gaza por el Ejército israelí y registrados por esa comisión ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra aparecen “el exterminio, los ataques intencionales y directos contra civiles y objetos civiles, el asesinato y el uso del hambre como un método de guerra”.
Sidoti apuntó que, en más de siete décadas del conflicto entre palestinos e israelíes, nunca había habido una violencia tan intensa como la que se está produciendo hoy día en Gaza. El ataque de Hamás el 7 de octubre en territorio israelí, agregó el jurista, “no justifica que se estén cometiendo crímenes de guerra y de lesa humanidad” contra los civiles palestinos.
Por eso, una treintena de expertos de la ONU pidieron este jueves el embargo inmediato de armas a Israel y acusaron a los países (liderados por EEUU) y empresas (como Boeing, Caterpillar o ThyssenKrupp) que siguen entregándole ese armamento de “ser cómplices de crímenes internacionales que posiblemente incluyan el genocidio”. “La continuación de las transferencias de armas a Israel proporciona asistencia consciente para operaciones que van en contra de las normas internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario”, señalaron.
Autor/a: Juan Antonio Sanz
20/06/2024
Información tomada de desdeabajo.info