Seguramente usted ha escuchado hablar con mucha frecuencia acerca del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ha leído o ha visto en las noticias los efectos que la inflación genera en la economía y, además, probablemente ha estado presente en alguna conversación donde alguien hace este comentario: “que costosa está la vida en Colombia o cómo ha subido la comida”.
Bueno, para entender qué es la inflación y por qué continúa siendo un “fantasma” que atemoriza al bolsillo, pese a que viene disminuyendo, es importante conocer inicialmente su significado. Este indicador, según el Banco de la República, se define como el aumento general que tienen los precios de los bienes y servicios más representativos del consumo de los hogares, entre ellos, los alimentos, la ropa, los electrodomésticos, etc.
¿Quién la mide? El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) es la entidad encargada de realizar mensualmente el cálculo del IPC y lo da conocer al público los días 5 de cada mes. Par esto, consulta más de 51.000 fuentes de información en 38 ciudades del país, tales como supermercados, inmobiliarias, instituciones de salud, centros educativos, centrales de abastos y grandes superficies, entre otros.
Entre los incrementos que hoy más le “duelen” al bolsillo, sobresalen en primer lugar, los costos de la educación. “Este sector ha experimentado una subida significativa en su índice de precios, pasando del 8.50 % en 2023 al 8.74 % en 2024”, afirma Camilo Andrés Martínez, profesor del programa virtual de Finanzas y Negocios Internacionales de Areandina, sede Bogotá.
Segundo, preocupa el valor del transporte, que presentó un aumento del 6.05 % el año anterior, manteniendo una variación constante en este periodo.
En tercer lugar, hay que prestarle atención al aumento en los precios de los restaurantes y los hoteles. De acuerdo con Martínez, “en estas categorías se observa un incremento del 4.87 % en 2023 y del 2.87 % en 2024, lo cual refleja el impacto en el costo de vida y el ocio de las familias”.
Finalmente, uno de los golpes más fuertes a las finanzas de los hogares, ha corrido por cuenta del alto costo de la gasolina, pues el combustible ha experimentado un aumento en su precio del 49.14 % desde enero de 2023 hasta enero del año en curso, afectando los costos directos del transporte y la producción, entre otros.
Para Martínez, “este incremento de precios provoca una disminución en el poder adquisitivo de la moneda, lo que a su vez limita la capacidad de compra de las familias. Este fenómeno, además, afecta directamente el valor real del dinero, reduciendo el alcance de los ingresos de los hogares en términos de adquisición de bienes y servicios”.
En otras palabras, explica, “el aumento sostenido de los precios conlleva a un incremento en el costo de vida, lo que implica que las familias requieren mayores recursos económicos para mantener su nivel de gastos. Esta situación genera presión sobre los ingresos del hogar y puede impactar negativamente su estabilidad financiera y calidad de vida”.
Si bien es importante destacar que la inflación ha mantenido una tendencia a la baja en los últimos meses, al punto que la última cifra registrada por el DANE en marzo fue de 7,36 %, aún esta buena noticia no se refleja en el bolsillo de los colombianos. ¿Por qué?
“Esta percepción se debe a que los precios de los bienes esenciales continúan manteniéndose elevados, lo que limita el impacto positivo de la reducción de este indicador. Igualmente, la disminución de su tasa no ha sido lo suficientemente rápida como para generar una mejora inmediata en el bolsillo, lo que contribuye a mantener la presión sobre los presupuestos domésticos”, señala el docente de Areandina.
Ante este panorama muchas personas se preguntan entonces, ¿cuánto tiempo debe pasar para que la tendencia bajista de la inflación se vea reflejada en las reducciones de los precios al consumidor? De acuerdo con el experto, esto puede extenderse a lo largo de varios meses, especialmente en sectores como alimentos y servicios básicos.
Finalmente, Martínez proyecta que la inflación seguirá mostrando cifras a la baja, especialmente por las medidas de política monetaria restrictiva que predominan en el país y a una potencial mejora de la productividad y la estabilidad económica global. “No obstante, es importante considerar que factores como las variaciones en los precios internacionales del petróleo y las políticas comerciales podrían generar modificaciones en estos pronósticos, introduciendo incertidumbre en el panorama inflacionario a futuro”.
Por: ursulá Alcala
Información tomada de confidencialnoticias.com