Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia. Desde 2012 ambos países tienen un tratado de libre comercio (TLC) cuyo balance, de acuerdo con las cifras, no ha sido color de rosa. ¿Qué tanto provecho se le ha sacado al tratado?
Hace 12 años, el 15 de mayo de 2012, el tratado de libre comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos entró en vigencia. Los dos países tienen una relación comercial y política que se remonta a más de 200 años. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Colombia, al punto que en la actualidad el 29,5 por ciento de las exportaciones nacionales van a ese destino.
En este tiempo el comercio entre los dos países ha seguido dinámico, pero mientras las importaciones desde Estados Unidos hacia Colombia han aumentado, las exportaciones de Colombia no han caído. Para algunos sectores el TLC ha sido bueno; para otros, las condiciones del acuerdo han terminado golpeando a los productores locales.
En 2012 las exportaciones totales de Colombia hacia Estados Unidos sumaron 21.833 millones de dólares, una cifra que no se ha vuelto a ver. En 2013 y 2014 el saldo de las exportaciones cayó y luego se estabilizó en alrededor de los 10.000 dólares anuales, repuntando luego de la pandemia. En 2023 las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos totalizaron 13.286 millones de dólares.
En contraste, las importaciones de Estados Unidos hacia Colombia estaban en 14.242 millones de dólares en 2012 y, luego del TLC, aumentaron por dos años consecutivos, para luego volver a caer en 2015. En general, las importaciones desde Estados Unidos se han mantenido relativamente estables desde que se firmó el TLC.
En volumen, mientras que en 2012 Colombia exportó 21,9 millones de toneladas en mercancías, el año pasado despachó 13,7 millones de toneladas. Desde Estados Unidos llegaron al país 7,9 millones de toneladas en 2012, mientras que en 2023 fueron 15,3 millones de toneladas.
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Vale la pena destacar que las exportaciones colombianas no minero-energéticas, es decir, las que excluyen al petróleo, el carbón y otros productos mineros, sí han ido en aumento. Pasaron de 3,415 millones de dólares y 1,3 millones de toneladas en 2012 a 6.267 millones de dólares y 1,7 millones de toneladas en 2023.
Un análisis de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) sobre la implementación del acuerdo concluyó que la canasta exportadora colombiana ha mostrado una “sustitución macrosectorial” si se tiene en cuenta que mientras en 2012 el rubro minero-energético representó el 71 por ciento de la oferta exportable, en 2023 consolidó el 41 por ciento. En contraste, el rubro no minero-energético pasó de representar el 29 por ciento en 2012 a 59 por ciento en 2023.
Según la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Colombia pasó de exportar 1.154 productos en 2011, antes de la entrada en vigor del TLC, a exportar 1.517 el año pasado, es decir, 413 bienes nuevos. En ese entonces había 1.962 empresas exportadoras y el año pasado ya había 2.713 empresas exportando hacia ese país.
“En términos generales los productos tradicionales como el petróleo y sus derivados, el café o el banano siguen representando en buena medida las exportaciones colombianas con destino a Estados Unidos, el TLC con la economía estadounidense ha permitido mostrar algunos sectores que, gracias a este instrumento, han crecido significativamente en un mercado sofisticado y de alto poder adquisitivo”, manifiesta Javier Díaz Molina, presidente de Analdex.
El agro ha sido uno de los grandes beneficiados con el acuerdo comercial, y entre los productos que han catapultado sus exportaciones está, según Analdex, el limón tahití, el aguacate hass, la uchuva, los azúcares de caña o remolacha, hierbas aromáticas y filetes de tilapia. Además, manufacturas como las puertas y ventanas, transformadores, tarjetas inteligentes y neumáticos también han sabido sacar tajada del TLC.
Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), opina que “el TLC es como una moneda de dos caras”. Para los sectores exportadores, en el caso de café, flores y banano, se consolidó un mercado que ya estaba abierto, con unas reglas más estables, y se abrieron oportunidades para productos como el aguacate hass, los cítricos, la tilapia y la panela y para otros que continúan en en proceso de admisibilidad sanitaria como la carne y pollo, que aún no pueden entrar a ese mercado, a pesar del acuerdo, pues no cumplen con los criterios sanitarios de ese país.
Por otro lado, dice Bedoya, el TLC “le mete presión de competencia” a productos que se importan en nuestro país, como el caso del arroz, el maíz, la soja y la carne de cerdo. “Puede ser agridulce, dependiendo del sector en que se esté. Es más sencillo bajar aranceles que lograr la admisibilidad sanitaria de los productos, por eso ha tomado tanto tiempo el ingreso del aguacate o algunos cárnicos a ese mercado”, explica.
Justamente ese ha sido uno de los reparos con el TLC, pues el tratado abrió las puertas de lado y lado, pero a diferencia de Estados Unidos, la producción en Colombia no está tecnificada al mismo nivel ni la capacidad productiva es similar.
Para José Roberto Concha, consultor empresarial y experto en comercio exterior, el balance de estos 12 años “es muy flojo” y Colombia no ha sabido conquistar ese mercado. Para el experto, este tipo de acuerdos son beneficiosos siempre que las dos partes tengan productos que le sirvan al otro.
Uno de los problemas de Colombia, asegura Concha, es que el país sigue enfocado en materias primas o commodities, pero incluso con esto presente no se han impulsado industrias que se enfoquen en abastecer el mercado estadounidense, a pesar de las oportunidades que hay.
“En términos generales, no se han creado industrias en Colombia con un ánimo exportador, siguen considerando el mercado nacional como su forma de vivir, pero en los últimos años no hemos visto una industria poderosa que aproveche a ese gran importador industrial. Hemos sido muy tímidos y por eso las exportaciones no han crecido, nos construyeron la autopista, pero no tenemos carros para andar”, asegura el experto.
Por: Laura Lucía Becerra Elejalde
Información tomada de cambiocolombia.com